miércoles, 6 de abril de 2011

QUE PASE EL SIGUIENTE

En estos últimos 28 años he explorado diferentes partes de la cadena de producción del sistema económico, social y cultural, en el que vivimos - más en estos últimos que en los primeros, pero no son más que gajes del oficio-.

Estas semanas he acontecido en primera persona a las DPA 1251/11, que llevaba el Juzgado de Guardia  en el que yo estaba de prácticas. Y esto, paradójicamente, ha hecho replantearme, más aun, si cabe, ciertas cosas acerca del sistema y la sociedad en la que vivimos. Siendo un tema hablado y rehablado por muchos de nosotros, en no menos ocasiones, y con muy diferentes puntos de vista.

La situación es tal que así, un alijo de drogas, armas y los correspondientes delitos que de su tráfico se derivan. Una familia de gitanos trae, compra, vende y reparte a diferentes puntos de Castilla y León ciertas cantidades de horoína y cocaína. La Guardia Civil les controla, les pilla, les detiene, y un juez, como es lógico les manda a prisión. Asunto importante para una ciudad como Salamanca.

La línea temporal es relativamente sencilla de seguir, pero no es el centro de lo que aquí ahora planteo. No me quiero quedar ahí; y me pregunto por qué, por qué y por qué.

Los gitanos. Hace unos años escribí unas líneas muy duras en su contra en la revista del "insti", pero ahora no lo voy a hacer. La perspectiva del tiempo; y el explorar, supongo. Llevan siglos entre nosotros y solo hay una verdad objetiva y absoluta al respecto: no están integrados en la sociedad , pero no solo en la española, Hungría, Chequia, Rumanía o Macedonia son otros claros ejemplos. ¿Esta situación tiene que llevarles a ser importantes traficantes de droga?. No, me niego en rotundo. Tanto a ello, como a decir que ellos sí que han hecho mucho por integrarse, o el famoso "que si quieren que se integren".

Mi función. Ésta queda ciertamente limitada al pertenecer a la Administración de Justicia de un Estado Social y Democrático de Derecho, como dicen que es el Español. Nosotros sólo hacemos lo que nos pide la Ley que hagamos. Tal fue como le espetó el Juez Instructor de la causa a una de las detenidas cuando imploraba clemencia, "que usted trafica con drogas, pues yo le pongo un auto que le manda a la cárcel; que no lo hace, pues la policía no la detiene y yo no intervengo. Yo no hago nada más." Qué razón tenía el señor Magistrado, sin que apenas se diese cuenta, y es que no hacemos nada, y ahí permanecemos impasibles a que pase el siguiente.

Y de ahí pasamos al qué hemos hecho y qué es lo que podemos hacer. Hemos de tener presente que diferentes asociaciones u ONG´s han llevado a cabo - o llevan- importantes programas de acción social para trabajar con estos colectivos discriminados. ¿Resultados? Pues despacito y con buena letra, que se suele decir. Aspecto que no siempre respetan las diferentes Administraciones Públicas, que son las que sueltan directamente la pasta, y que se cansan mucho antes de financiar estos programas, que a los partidos políticos; que a los sinditacatos que bailan el agua a los partidos políticos; que a crear 17 miniestados que lo único que han hecho ha sido elevar a la enésima potencia la cantidad de políticos profesionales inéptos y ladrones que hay que dar de comer. Para eso siempre hay dinero, para la ruina. 

Yo participé recientemente en uno de estos programas, que tenía casi un único objetivo: potenciar hábitos de la vida cotidiana en niños de familias gitanas completamente desestructuradas. Muy difícil era, ya que tenías que ir a buscar a los niños a sus casas porque no se aclaraban qué días "había eso" - el programa-. La crísis y la mala gestión hizo que éste desapareciera.

Pero en general es escasa la voluntad de cambiar las cosas. Hace ya tiempo que dejé atrás la idea de que podía cambiar el mundo, acabar con las injusticias sociales, con las guerras, con el hambre,...eso dejémoselo, a su debido tiempo, para los Chinos. Pero sí que podemos hacer esas pequeñas cosas que nos hacen sentir mejor cada día, ayundando al que tenemos al lado - hay mil maneras-. Hagámoslo, simplemente, porque sí. Descrucemos los brazos y cuando pase el siguiente gitano a disposición judicial no nos quedemos en aplicar la ley.

La verdad es que es una situación especialmente curiosa, la de todos los grupos que habitamos en esta representación. Los que delinquen, los que aplican la ley, los que compran la droga, los que detienen, en definitiva, todos estamos mirando, ahí, plasmados, llevando a cabo nuestra función con la mayor de las inercias; sin preguntas; sin respuestas, como si todo fuera lo más normal del mundo. Esperando. Pues eso, a que pase el siguiente.


                             

2 comentarios:

  1. Pero sabes que? que ojalá fuera más como dices una aplicación aséptica de la ley, que la ley fuera igual para todos, trafique un gitano o trafique el hijo del presidente...
    La labor social, el cambiar las cosas, no debe estar para mí en el poder judicial, si no en el legislativo y el ejecutivo, que debieran a su vez ser reflejo de la voluntad social.
    Totalmente de acuerdo con lo que dices en otra parte, empecemos por cambiar las pequeñas cosas, por hacer lo que podemos hacer sin excusarnos en que uno solo no puede. Cambiemos nosotros, aprendamos a observar, a escuchar, a respetar y a involucrarnos con la gente que nos rodea y sus problemas.
    Mich, enhorabuena y ánimo con el blog, yo ya lo pongo en favoritos ;)

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  2. Hola primo!!, me ha sorprendido gratamente lo del blog, tengo dos cosas que decir: 1- buena idea 2- no te apuntes a Facebook.
    Dicho esto, jeje, tienes razón en denunciar este tipo de situaciones de exclusión social, no es un problema de unos pocos, sino que nos atañe a todos como sociedad tratar de abordar la marginalidad. Está claro que deben ponerse en marcha trabajos para insertar a los gitanos en los sistemas educativos, en el empleo digno, el acceso a la vivienda,... Pese a todo, la justicia debe ser igual para todos, el delito es delito para el gitano, el inmigrante o el niño pijo bien que pasa papelinas. El trafico de drogas es un negocio muy lucrativo, y no se hace sin querer. Ya hemos visto muchas veces en la tele al patriarca gitano, cubierto de oro, subido al Audi diciendo "ayyy, payo, nosotros trabajamos en la chatarra". Y a los dos días la policía allí requisando la droga. La integración de los gitanos es posible y necesaria,hay que ofrecerles otras alternativas que no sean el delito. Pero no olvidemos que es un proceso mutuo, nosotros y ellos tenemos que querer. Desgraciadamente a veces el dinero tienta mucho, y es más fácil "trapichear" cuanto más al margen de la sociedad y de la ley te encuentres. Si luego te detienen, no llores.
    Me he extendido un poco... bueno, un abrazo y a seguir contando cosas.

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