lunes, 22 de abril de 2013

EL SURREALISMO DEL S.XXI

Tras la I Guerra Mundial, París, una ciudad que había sido abrasada por la guerra, una vez más renació de sus cenizas y volvió a alcanzar esa florecimiento cultural por el ha pasado en varias ocasiones a lo largo de su Historia; algo parecido a lo que ha acontecido en el Berlín de los últimos quince años. Las crisis normalmente vienen acompañadas de momentos de cambios, de un período en que es necesaria una reinvención. Eso es lo que trajeron Las Vanguardias, y concretamente el Surrealismo, ese movimiento que pretendía a través de cualquier arte plástica "explicar el funcionamiento real del pensamiento humano",  según lo que decía Bretón hacia 1924.

Pues han pasado 89 años desde el Manifiesto Surrealista, se ha adaptado y retorcido el término vanguardista hasta límites inimaginables, y es mucho más sencillo de comprender El Surrealismo, que las actitudes y comportamientos que derivan de aquel pensamiento humano.

Maratón de Boston el pasado 14 de abril de 2013. Un artefacto casero hace explosión causando tres muertos y decenas de heridos. Circunstancias extrañas rodean los hechos y toda la Nación Americana buscando a los culpables hasta en los jardines de sus casas, no pueden salir a la calles hasta que sin saber cómo ni dónde han conseguido darles caza. No es por menospreciar el modus operandi de las películas Hollyboodienses, pero hemos de saber montar ciertos tinglaos en su justa medida. Al día siguiente de la explosión, doce subsaharianos fallecieron en una patera intentando llegar a España esperando un futuro mejor. Evidentemente no sabían dónde venían, pero querían o les habían engañado a hacerlo, habían pagado a una mafia unos 4.000 euros y se quedaron por el camino. ¿Valen más los Bostenses maratonianos que los doce usuarios de la patera; alguien oyó hablar de esto último?. ¿Qué nos importan, los muertos, o dónde acaecen? No es demagogia, es la consecuencia del funcionamiento del pensamiento humano, es surrealismo puro, crudo, pero muy real.

En Mali, tras la intervención militar del pasado enero han muerto 8.000 malienses y en la frontera con Mauritania se ha constituido un campo de refugiados que acoge a unos 70.000 deportados de la guerra, dado que Francia y la Unión Europea tenían que defender su libertad en territorio subsahariano, como si esto fuera el Risk. Bretón, y otros surrealistas como Appollinaire o Dalí -en ciertas épocas- cuando creaban intentaban acercar sus obras al público llano, era el arte del socialismo, y como tal intentaban explicar su visión del pensamiento humano, de los sueños y de las emociones. En Mali no hay nada que explicar; y mucho menos que entender, por mucho que Hollande venga a darnos una lección magistral de qué es el neocolonialismo francés.

En España, país que vio a nacer a grandes surrealistas del S. XX, como Dalí, Buñuel o Miró, la señora que dirige el partido que sustenta al gobierno, ha comparado a los líderes de ciertos movimientos sociales con el populismo que apoyó al nazismo hace también noventa años. La Europa de entre guerras, como cualquier época de crisis, supuso un auge social e intelectual destacadísimo y hay que diferenciar al nazismo del surrealismo, aunque ambos términos finalicen en ismo. No es lo mismo quemar judíos que señalar con el dedo a personas partícipes de un sistema que ha generado miseria, desigualdad e injusticia allá por dónde ha pasado.

Pero sin lugar a dudas la gran obra maestra del surrealismo del S.XXI es la guerra de Siria. La sociedad fielmente reflejada en las Naciones Unidas permanece impasible en lo que los muertos se van acumulando en las cunetas de Damasco. Siria es un polvorín, no tiene grandes recursos naturales y, ¿para qué vamos a intentar detener el genocidio? Mucho que perder y poco que ganar. Difícil es ponerle números al conflicto, según las fuentes, pero debe andar rondando los 100.000 muertos y un millón de refugiados en los diferentes campos y fronteras sirias. Van pasando las fechas y se van añadiendo los ceros, como si no pasara nada, alargándose, como la persistencia de la memoria. 

Y hoy casi noventa años después de aquél Manifiesto Surrealista me veo absolutamente inane de encontrarle explicación a los acontecimientos que nos rodean, idiotizados por un sistema que medio nos satisface y no nos deja morir de hambre en el Norte y que silencia aquello que ocurre de Gibraltar para abajo. Qué razón tenía André Bretón, mucho más fácil aquel movimiento vanguardista, que explicar las reales consecuencias del pensamiento humano.

martes, 2 de abril de 2013

NOVARTIS Vs. INDIA: EL DÍA DE LA VICTORIA.



Literalmente Novartis significa nuevas artes, nuevas habilidades, con el objeto principal de facilitar nuevos y mejores medicamentos a los pacientes y médicos de todo el mundo. Qué bien suena, a que sí, ahora bien, ¿a qué precio?. Novartis no es Nike, Ikea, Coca cola, o cualquier otro símbolo del brutal capitalismo imperante hoy día; Novartis, es mucho más que todo eso. Es una empresa de medicamentos, y como tal, compra y vende salud. 

Novartis, como la conocemos hoy día nace el uno de enero de 1997, tras la fusión de tres grandes empresas químico-farmacéuticas del sector, Geigy-Siba y Sandoz. Estas empresas tienen sus orígenes a finales del S.XVIII y su gran explosión económica en la primera mitad del S.XX, aprovechando la coyuntura que generaron las dos grandes guerras. Tras la fusión, la nueva gran empresa instala su domicilio social en Basilea, Suiza. El grupo Novartis hoy tiene 130.000 empleados y opera en 140 países del mundo. Imaginenemos el volumen de millones de euros que pueden mover anualmente y el lobby que es para los Estados de todo el mundo, constituido como gran grupo de presión a la hora de comprar y vender medicamentos. Juegan con la salud de los habitantes de este planeta por un puñado de miles de miles de millones de euros. 

Novartis es un gigante de la investigación en el ámbito del desarrollo químico farmacéutico, llevan ya muchos años estando a la cabeza tanto en inversión como en resultados y extiende sus tentáculos a todos los centros de poder mundiales. Véase el claro ejemplo de la gripe A; sí, esa pandemia a nivel mundial que iba a traernos una gripe como la de 1917 y que iba a dejar los 7.000 millones de habitantes del planeta azul reducidos a la mitad. Vaya, no acertaron las predicciones, se inventaron una cuasi crisis humanitaria, de esas que salen por la tele, e hicieron que los Estados compráramos vacunas a cascoporro gastándonos miles de millones de euros absolutamente para nada. Se lo inventaron por qué les dio la real gana, para llenarse los bolsillos. ¿Y quién estaba detrás de la patente de la vacuna de la Gripe A? Sí, claro, la protagonista de nuestra historia de hoy.

Y al otro lado de la confrontación India, la duodécima potencia económica mundial, mil doscientos millones de habitantes; un índice de desarrollo humano paupérrimo y una distribución de la riqueza con una de las desigualdades mayores del Planeta. El Estado Indio tiene unas necesidades muy claras: su enorme población padece importantes enfermedades y los recursos con los que cuenta no son suficientes para hacer frente al pago de los medicamentos patentados por Novartis. Usan medicamentos genéricos amparados en la Ley India de patentes de 2005.

Ante esta situación India comenzó a conceder patentes a determinados medicamentos con el objeto de cumplir con los acuerdos comerciales internacionales, por cierto, muy bien negociados por la farmacéutica, y recogiendo en el mencionado cuerpo legislativo de 2005 la conocida como cláusula 3 d, que establece que no son patentables las modificaciones de medicamentos ya existentes, práctica conocida como "reverdecimiento de patentes", con el único objeto de extender el monopolio sobre el medicamento patentado.

Novartis presentó la primera demanda en protección de la propiedad intelectual en el año 2006, alegando que la norma iba en contra de los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio -organismo que se caracteriza claramente por velar por la igualdad de los conciudadanos del mundo mundial- y la Constitución India. La primera instancia dijo que no, pero Novartis apeló ante el Tribunal Supremo Indio. En el día de ayer, uno de abril, el día de la victoria, habemus sentencia y Novartis tuvo que hincar la rodilla, por lo que a partir de ahora ha de permitir que los conciudadanos de India puedan curarse con medicamentos  con precios accesibles a sus recursos, medicamentos genéricos que violan el derecho a la propiedad intelectual de Novartis, que no a la salud de los indios. Cuestión de bienes jurídicos que proteger; nada más.

Por desgracia hoy día, la investigación e innovación de productos farmacéuticos es financiada por los precios elevadísimos e inaccesibles del pago de los monopolios de patentes. Al otro lado unos pacientes y unos Estados que no pueden pagar estos medicamentos en los países en vías de desarrollo, que son los países más poblados y con mayor demanda, como es el caso de India. A ver si tomamos nota, y ya que tenemos que jugar a las normas del Mercado, juguemos, pero pensando en mejorar e innovar de verdad los medicamentos, y no en alargar las patentes de los ya existentes poniendo palos en las ruedas de la Salud de las personas, y siempre, una vez más, la de los más desfavorecidos. Basura de sistema aquél que va a proteger siempre a los más ricos, mientras veja la salud de los más pobres, incluso hasta la muerte.