miércoles, 25 de febrero de 2015

A MIS VEINTE Y DOCE

A mis veinte y doce llega el momento de la reflexión, y tras mirar adentro; uno mismo, también lo es de mirar hacia afuera. De echar el ojo por la ventana de un mundo absolutamente loco y que aún sigue intentando recolocar las piezas en el tablero del mundo tras la desaparición de la Unión Soviética, y del cual aun no hemos encontrado un equilibrio apropiado.

El África post descolonización se desgaja y se plaga de Estados fallidos entre unas fronteras que no existen, tribus que suplican armas a occidente para seguir arrastrándose en el fango de las arenas del Sahel, cruzándose los disparos entre hermanos. Mientras, los niños siguen llenando sus estómagos de tierra y cargando sus fusiles, esperando a que llegue el siguiente objetivo y no a que alguien venga a ponerle algo de cordura.

El septiembre pasado, por primera vez en la Historia tras la II Guerra Mundial, un señor que ocupa un puesto llamado "Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados" anunció que teníamos 60 millones de desplazados en el mundo. Un uno por ciento de la población mundial. El mismo organismo determinó y elevó la alerta de emergencia humanitaria al nivel máximo, al tres que podría ser cuatro si lo hubiera, en la República Centroafricana, en Siria, en Sudán del Sur y en Afganistán. Cuatro estados fallidos. Cuatro estados en los que la intervención de las potencias colonizadoras no ha hecho más que hundir en la miseria más absoluta a sus habitantes. Diez millones de desplazados entre los cuatro conflictos. Y estamos ahí, sosteniendo un sistema de instituciones internacionales que lo único capaz de hacer es seguir vendiendo armas, para que éstos continúen matándose hasta que no quede ninguno.

Y luego Europa; siempre la vieja Europa. Incapaz de todo punto de fijar de una vez para siempre sus frontera; descomponiéndose a pedazos y redibujando las fronteras del vetusto continente. Hoy es Ucrania, en el tablero donde Putín ha sabido colocar al viejo Imperio Ruso a las puertas de la Unión Europea, que tras la caída del muro se ha preocupado poco  tirando a nada de su situación geopolítica más allá de las consecuencias del Tratado de Maastricht. Los pseudo líderes europeos, con Ollande como legítimo heredero de Leon Blumm y Angela Merkel como legal representante de la Troika, intentan parar los pies de las pretensiones del nuevo pequeño Zar ruso. Pongo la más grande de las dudas para que lo consigan.

Y en lo que en la vieja Europa nos preocupamos por si Grecia rompe con esa unión económica y monetaria abocada al fracaso, el centro económico mundial de los grandes poderes se traslado hacia Asia, donde China y Rusia quizá echen un all-in a americanos y europeos, que siguen sin saber qué música suena en la fiesta. Se quedaron pensando que la historia había terminado con la caída del muro; pobres, que le hicieron caso a las predicciones un nostradamus llamado Fukuyama.

Y mientras creemos que hemos de forjar una macro alianza frente al Islam, intentamos dar sentido a una de esas grandes locuras que habitan esta pequeña porción. El Estado Islámico está haciendo saltar por los aires a occidente y con una cruentísima virulencia decapitando civiles, cristianos y periodistas. Falsa violencia que hace arrodillar a la NATO, y mirar llena de dudas incluso hacia potencias no aliadas para responder frente al no saben qué; solo que tienen miedo; miedo que se escurre entre los centros del poder de la City y de Wall Street, hacia no se sabe muy bien dónde.

Y ahí está 2015, año que no será fácil llenar los días de cordura ni de miseria humana. Para seguir describiendo una situación geopolítica mundial que sea únicamente capaz de conseguir que los que habitamos vivamos mejor cada día, intentando dejar esto un poquito mejor a cómo lo encontramos el día que llegamos. Para que no sigamos construyendo aberrantes muros que separen y destruyan vidas día a día. Para que seamos capaces de dejar al menos un refugiado menos en nuestras retinas. Pues eso.

lunes, 9 de febrero de 2015

¿LIBERTAD DE EXPRESIÓN? GENERACIÓN ENCONTRADA.

Nuestra Constitución de 1978 prevé en su art. 20 que la libertad de expresión es algo así como "el reconocimiento y la expresión del derecho a  expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; y a comunicar y recibir libremente información veraz¨. La Declaración Universal de los derechos humanos establece en su art. 19 que "todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión...¨.

Pero quizá este concepto de libertad de expresión, como derecho subjetivo sea demasiado rígido, apto para liberales, para constitucionalistas, o incluso para afiliados al casi extinto PSOE. Prefiero darle al mismo una "vuelta de tuerka" -quiño, guiño-. El derecho a la libertad de expresión aparece ya reconocida en las primeras codificaciones decimonónicas, como La Pepa de 1812, y así poco a poco fue asentándose en el derecho comparado. Pero fue entonces cuando en ese convulso S.XIX, junto con las revoluciones burguesas y el movimiento obrero, sobre todo, hacen que el reconocimiento de estos derechos no sean suficientes. ¿Para qué quiere un humilde obrero de Manchester, de Madrid o de Lyon tener libertad de expresión cuando no puede llevarse un pedazo de pan a la boca? ¿Cuándo va hacer ejercicio de su libertad de expresión si trabaja 16 horas al día durante 7 días a la semana? Para sentirse personas plenamente reconocidas y capaces. Ahora, no sé muy bien para qué. Y ojo, que camino de ello vamos, aunque sea otro tema.

Poco a poco fuimos capaces de reconocer perfectamente qué es la libertad de expresión, y tras las experiencias totalitarias del S.XX, hoy al menos podemos relacionarlo perfectamente con el concepto europeo. Alardeamos de ello, incluso. En ocasiones se nos llena la boca de libertades lanzadas al vacío. Vacío de un paraíso liberal que hunde en la miseria la igualdad y la justicia social y todas aquellas herramientas previstas para conseguirlas.

Pero hablemos claro de una vez, después de todas estas líneas la libertad de expresión que acompaña a las democracias occidentales actuales tiene una calidad bastante baja. Más aún en nuestra querida España, donde los últimos años no hemos dejado de destituir directores de medios de comunicación porque dan noticias contrarias al poder - Pedro Jota-, publican portadas degradantes para la Corona - El Jueves- o son quasi revolucionarios -Javier Crudo-. Los grandes centros de poder compran y venden las noticias a su antojo, y se amparan en las normas del mercado: pagamos, tenemos derecho a ello; son libres para decir no.

 Las últimas semanas claro ejemplo hemos tenido con Grecia. Los medios de comunicación y la Troika contando la película que les interesa y echando a rodar su aparato de comunicación y la gran desgracia que ocurrirá en Grecia: la ruina y el corralito. Y contamos lo que consideremos oportuno porque tenemos libertad de expresión. Sí, efectivamente, yo tengo una gran libertad de expresión para escribir estas líneas desde este ínfimo portal. Pero quién manda manda, y quién sostiene el verdadero Poder, y dice cómo son las noticias en España decide comprarlas; y así lo dijo Botín -hija- la semana pasada. No hay más. Mando yo y compro las siete portadas de los siete medios de comunicación nacionales escritos que hay en este país, El Mundo, La Razón, ABC, El País, 20 Minutos, La Vanguardia y El Periódico. Así, porque yo lo valgo. Porque los siete medios fueron libres de colocar El super producto del Santander en sus portadas; ahora, si no lo hacían, no hay dinero, y ya saben quién paga, y por ende, quién manda: el mismo que sostiene la libertad de expresión. O que la teledirige a su antojo, en busca de la opinión única. Pero libre, eso sí. Hasta la libertad absoluta. Viva uno de los pilares fundamentales de cualquier Estado de derecho. VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

lunes, 26 de enero de 2015

DE ATENAS A MADRID Y TIRO PORQUE ME TOCA: SYRIZA PODEMOS

Siempre he creído que la vida es juego. Como la Oca. Que es un juego absolutamente maravilloso del que todos somos partícipes. Queramos o no; nadie pregunta. Una especie de teatro, un role-playing, descabezado en el que siempre ganan los mismos. A base de una mayoría sumisa que consume vorazmente productos cada vez más putrefactos, pero que vivimos de manera sumamente feliz. O al menos eso creemos. La lucha de clases, o algo así.

Estos días hace un año del nacimiento de la inscripción de ese partido político que ha roto todos los esquemas de la tradicional manera de hacer política, que implementamos en la democracia española tras 1975. Y Podemos ha sabido leer a la perfección dos aspectos fundamentales, para que, en doce meses, pueda haberse convertido en alternativa al hegemónico poder del PPSOE. Por un lado introducir herramientas de participación ciudadana en el día a día de los Partidos Piliticos, tal y como reza nuestra Constitución, en su art. 6 "su estructura y funcionamiento interno han de ser democráticos", aspecto profundamente guardado en los cajones de la transición desde la legalización del PCE, allá por la Semana Santa de 1977. Han acercado el partido a la gente, se han quitado la corbata y usan pulseras de cuero, camisas por fuera y el general secretario lleva coleta y tiene novia. Podíamos ser cualquiera. Y este aspecto, como bien dicen no es de izquierdas ni de derechas, y ha de convertirse en un elemento de carácter preceptivo para cualquier partido. Esto por un lado. 

En segundo lugar Podemos ha sido capaz de leer la situación política como nadie. Al fin y al cabo no dejan de ser un grupo de jóvenes politólogos que no han hecho otra cosa en su vida que eso, estudiar comportamientos políticos. Se han remangado sus camisas, colocado las botas y dispuestos a entrar en faena. Y me explico. Haciendo un análisis de la situación socio-política que atraviesa España ( lo que viene siendo cuadro DAFO más menos) no hace falta ser el mayor erudito de los politólogos para saber cómo se informa el españolito de a pie: a través de la puta tele. Pues bien, qué tenemos que hacer? estar hasta en la sopa y pelearnos, y zafarnos, e insultar, y reírnos del adversario político. Aunque tampoco es muy difícil si a quienes te colocan en frente son a dos de los periodistas más relevantes de la derecha mediática: Inda y Marhuenda. Si Larra levantara la cabeza... Este modelo puede ser -y creo que lo es- profundamente zafio y cutre, pero es jugar a ganar con las herramientas que nos ha propiciado el propio sistema. No nos gustan, pero son las que hay, y con las que tenemos que jugar si queremos cambiar esto. Las herramientas de adoctrinamiento que han convertido a un chulapa de tres al cuarto como Cristiano Ronaldo en un ídolo de masas; o a Belen Esteban ser una de las personas mas queridas de España. Las normas son como para vomitar del bochorno, y el fiel reflejo de una sociedad ruin, mezquina y que carece por completo de valores indispensables para que una sociedad progrese. Ahora son las que hay, y dudo muy mucho que a Pablo Iglesias le vuelva loco la idea de batirse en duelo dialéctico con don Pantunflo -que así bautizó Angel gonzalez Ucelay a Inda cuando el personaje dirigía Marca- pero son las normas que lo han metido ahí; y pueden ser las normas que lo conviertan en Presidente del Gobierno. Y cuando ganen, veran si quieren o pueden o les interesa cambiarlas. Quizá entonces no. 

Y en medio de todo este panorama en Grecia va y gana Syriza. Y esto es bueno o malo para podemos? Pues sinceramente ni repajolera idea. Y depende, que diría Rajoy. Puede convertirse en un órdago o un all-in en las narices de Merkel, del del BCE y del FMI, o puede que estén jugando de farol y todo para cambiar un partido socialdemócrata por otro.  Y todo vuelve. Y nada cambia. Misma historia de siempre. Y como decía el clásico todo está inventado; y de la nada nada sale; por tanto nada vuelve. Y quizá vengamos a quitarle la razón a Fukuyama, y a la Historia aun le quede algún capítulo por escribir.

jueves, 30 de octubre de 2014

DE CÓMO LA CASTA SOMOS TODOS.

"Oligarquía y caciquismo como forma de gobierno en España". ¿Recuerda algo? Pues es el título de un ensayo de Joaquín Costa, que fue presentado en el círculo de la Unión mercantil de Madrid. Un tres de enero de 1903. Hace de aquello casi 112 años y cualquier erudito de la España de hoy podría reafirmar, y suscribir aquellas líneas del maestro del regeneracionismo. Y que casualmente he terminado de leerlo en estos días. Ya en los albores del S. XX existía regeneracionismo, un régimen que se deshacía a pasos agigantados según desaparecían los últimos resquicios de un imperio en el que no se ponía el sol; un sistema de alternancia de partidos - Cánvoas Vs. Sagasta- y una monarquía absoluta-mente- inane y que no podía liderar los cambios necesarios que pedía una sociedad que, como siempre, en nuestra historia, iba por delante de nuestros gobernantes.

La historia se repite y todo vuelve. Todo vuelve porque quizá nunca se haya marchado a ningún lado; y nuestra historia probablemente siempre haya sido la misma, desde la Leyenda negra, que data de los años de Felipe II, hasta hoy día con la operación Púnica y el Sr. Granados y el PPSOE a la cabeza. A la cabeza de un sistema que se descompone por la punta del iceberg. Solo se descabeza, nada más que eso. No puede ocurrir nada más porque si profundizamos terminamos en nosotros mismos; y me explico. La clase política que tenemos no es más que el fiel reflejo de la sociedad en que vivimos, y vivimos en una sociedad profundamente hipócrita, amarillista y desprovista del un sentido de la responsabilidad de lo público, más preocupada por ver y saber qué es lo que hace el de al lado que por uno mismo.

Como dijo una infame ministra de -in-cultura, hace no demasiados años, "lo público no es de nadie" y no es un atrevimiento de una persona que es incapaz de juntar dos frases subordinadas, que también, sino la materialización de hacer constancia pública de algo que en España es vox populi. Derrochamos y nos aprovechamos de aquello que no consideramos nuestro por ser de todos. Así es.

O el caso contrario, si me lo puedo quedar yo, ¿para qué se lo voy a dar a los políticos para que gestionen mi dinero? ¿Por qué voy a pagar yo esos impuestos? ¿Para sigan malgastándolo, para que se lo gasten en putas, cocaína, comidas y coches de lujo? Para eso que se quede en mi bolsillo; no lo declaro y aquí paz y después gloria. Argumento profundamente liberal, cierto, y eso es lo que debió pensar el Sr. Francisco Granados, ex secretario general del PP liberal de Madrid, de Esperanza Aguirre, que ya pidió perdón, como hacían los nobles en el medievo antes de morir: pedían perdón por sus atropellos, daban una limosna a la iglesia y ya se habían ganado el cielo. Amén. Según un estudio de los técnicos de hacienda se calcula que en España tenemos una cuarta parte de nuestro producto interior bruto en economía sumergida, es decir, unos 250.000 millones de euros. Con éstos las arcas públicas dejan de recaudar entre 50.000 y 60.000 millones de euros. Lo que supone tres veces el rescate de Bankia, o seis veces los recortes del Estado en sanidad o educación. Sí. ¿A que es mucho dinero? Pues así todos los años.

Y seguro que todos nosotros tenemos algún defraudador cerca, o nosotros mismos que no hemos pagado el iva de una factura, hemos aumentado nuestra deducción por alquiler, hemos cobrado en b algún servicio (cualificado o no, médico, profesor o transportista), que nos sale mejor así; al que paga le sale mejor y el que recibe también prefiere guardarse el dinero en el bolsillo b de su pantalón. Somos una sociedad de miserables y nuestros políticos, por ende, también lo son. Ellos no dejan de pagar veinte euros de iva, o se guardan el dinero de una consulta en su bolsillo. Ellos se aprovechan de lo que tienen a mano, que son miles de millones de euros de todos los españoles, y total, por quitar de aquí y de allí algún que otro milloncejo no se va a notar. Y seguramente así sea. Además hemos de tener muy presente que el nivel intelectual de éstos, y por tanto sus capacidades de gestión, tampoco es que sean las más altas. El más tonto hace relojes y el sistema de promoción de nuestros políticos hace que los más ruines, los más mediocres, pero eso sí, los más pelotas y más fieles, hasta que el líder -sea cual sea- diga lo contrario ahí estarán.

Y esta es la sociedad que tenemos en 2014, más que nos pese, que no es otra que la que describía Joaquín Costa ya hacia 1903. Han cambiado muchas cosas, las más importante es que a pesar de todo España ha sido capaz de subirse al tren de la historia. Supongo que será a base de pagar impuestos día tras día y de una clase media completamente asfixiada,  pero en lo que le mantengan sus chiringuitos, su fútbol, sus tertulias, ahí seguiremos, en la banalidad absoluta hasta la derrota final.Y que las supuestas medidas de regeneración democrática están muy bien, pero que una buena casa se empieza a construir desde los cimientos, y que somos todos nosotros los que en el día a día hemos de dar el ejemplo que reclamamos para nuestra clase política, que entonces ellos sí que estarán acorralados. Pero hasta que no empecemos por abajo... pues vendrán otros, y parece que van a llevar coleta y pulseras de cuero, salvo que El PPSOE se dé prisa en darse cuenta de que le van a comer el pastel. Vamos, que está en juego el chiringuito, señores.

miércoles, 8 de octubre de 2014

DEL ÉBOLA Y DE UN PERIODISMO INFAME

A día de hoy las cifras de fallecidos gracias al virus del ébola son confusas, aunque la mayor parte de expertos y contadores internacionales hablan de unos tres mil trescientos. Quizás algunos más; seguro. Y exactamente ésa cifra en África. Todos contagiados en África. Todos negritos africanos o misioneros que prestaban allí su ayuda. Hasta antes de ayer. Los últimos días, por lo que parece, una auxiliar de enfermería española, que trabaja en el hospital Carlos III se ha contagiado con el mencionado virus cuando asistía a un misionero español que había sido repatriado para venir a morir a España.

Hasta ahí podemos leer y poco mas seria lo reseñable si no tuviéramos la basura de medios de comunicación que tenemos que soportar. Únicamente a la altura de una sociedad que es absolutamente incapaz de discernir entre la noticia y el amarillismo; entre el morbo y los datos objetivos; entre el cotilleo de vecinos y los datos meramente científicos. Es lo que demandamos y eso es la economía de mercado, no importa la calidad de la información. Nos sometemos a la dictadura de un modelo de hacer periodismo que ha exportado la prensa del corazón a todas las áreas posibles de nuestra sociedad. Y lo peor es que nosotros lo hemos comprado.

Con la caída del muro de Berlín cayó todo. Los grandes medios compraron y absorbieron los más pequeños, que no suponía solo eso, si no comprar la libertad del periodista que escribía y contaba aquello que le venia en gana. Algo que venia conociéndose como la libertad de expresion, tan ausente en la comunicación moderna. Entendida como la libertad del periodista respecto del gran medio.

Eso sí, hoy queda un pequeño reducto de galos, que se acoge a nuevas formas de hacer, ahora sí, PERIODISMO, informar de manera libre e independiente; sin la sumisión clásica a la de aquél que pone el dinero. Qué manera más vil. Ahí esta la República independiente de la radio, La Marea, Mongolia, Libero, el diario.es y un granderrimo numero de pequeños medios que sí luchan día a día por contar qué ocurre sin ser pisoteados por el poder. Manteniendo la idea que en España forjó Larra.

Así que a todos esos que se hacen llamar periodistas que sigan desinformando y creando pánico en una sociedad  absolutamente incapaz de pensar por sí misma y de entender. Que los críticos de hoy tenemos nuestro refugio en la red. Ahora, que empiecen a preguntarse qué va pasar con el pequeño Excalibur, o si la vecina con el pelo lleno de rulos de la auxiliar de enfermería ha comido lentejas o se va ir a su pueblo escapando del virus. Ya podían irse todos juntos. Al mismo pueblo. A ver la tele. Telecinco a ser posible. Todos juntos. Bien juntitos, porque si el ébola brotara con fuerza en España les buscaría a todos ellos. Les perseguría. Al menos yo así lo haría si fuera ébola. Mientras, en el África subsanariana, eso, lo mismo. Los mismos muertos  más unos pocos más que hace unos días; en lo que nosotros estábamos banalizando mientras encendíamos nuestros televisores.

lunes, 29 de septiembre de 2014

APUNTES Y REFLEXIONES DE UN VIAJE POR UN PAÍS SOCIALISTA: CUBA II.

Antes de viajar a Cuba, sin duda alguna, creía que uno de los mayores logros de la Revolución era la reforma agraria que se realizó en su día. Vacas, ovejas, tabaco, chocolate, y café, entre otros, eran un pilar sólido del socialismo en Cuba. Cuando escribo estas líneas, a 21 de septiembre, y desde el valle de Viñales no sigo pensando exactamente igual. He conversado con agricultores, ganaderos, campesinos y ex cooperativistas y en ocasiones la realidad supera las habladurías de la calle. Deporte nacional allá en España.

En 1959, año I de la Revolución, había en Cuba 1,5 vacas por cada habitante de la isla; hoy Cuba apenas llega a los 3 millones de reses, una vaca por cada tres y medio habitantes. El suministro de leche esta absolutamente regulado; y únicamente reciben su ración de leche de vaca diaria los mayores de 65 y los menores 13. El resto de personas leche en polvo, o bien comprarla fuera de las tiendas oficiales del Estado y a precio de dólar americano, muy lejos del bolsillo de cualquier cubano de a pie. Un sesenta por ciento de la población adulta, entre los 16 y 70 años, padecen un importante déficit de calcio. En los primeros años de la Revolución, bajo la dirección técnica del presidente del Banco Central de Cuba y Ministro de Industria, Ché Guevara, fueron creadas múltiples cooperativas a lo largo y ancho del país, las cuales a mitad de los años ochenta dejaron de ir funcionando paulativamente, siendo hoy prácticamente una herramienta inexistente dentro del tejido productivo cubano, salvo lo que respecta al sector agropecuario, y tampoco demasiado. Desde la salida del Ché del gobierno fue llevándose a cabo una dejadez intelecutal en la participación de éstas en la construcción del socialismo. O por ejemplo la industria del cuero vacuno, que ha desaparecido por completo, cuando en 1959 era la principal potencia exportadora de América Latina, habiendo hoy dejado de existir en su totalidad exportadora.

Un sector destacadísimo dentro de la economía cubana es el tabaco y el café, aunque su regulación es bastante diferente. En los orígines de la Revolución, según la región del Estado, se repartió una determinada cantidad de tierras a cada agricultor, a los cuales se les obligaba a sembrar un porcentaje de vianda, uno de café y otro de tabaco. El tabaco es el mejor pagado para el campesino, sin duda, pero también el más costoso y de cuya producción corresponde al Estado el 90% de los ingresos, y el 10% para el campesino; del resto de cultivos corresponde 51% para el estado y el 49% para el campesino; a cambio el Estado Revolucionario de Cuba paga a cada campesino una cantidad pseudomiserable según la aportación que éste haya realizado a las finanzas cubanas. Difícil vivir de esta manera. Se produce poco, se consume poco, y se exporta nada, salvo tabaco y azúcar. Tras haber pasado por diferentes áreas agrícolas del país poco más que éste puede ser el resultado, los campesinos viven para subsistir y pasar el día a día.

Otro de los aspectos destacados del sector primario es la escasísima industrialización del mismo. Hasta que la Unión Soviética entra en proceso de liquidación a mitad de los años ochenta, aún la isla recibía algún tipo de maquinaria procedente de los países del Este, pero esto hoy no es más que una quimera, una lejana utopía. Los cultivos en la isla apenas difieren a cómo éstos se llevaban a cabo a principios del S.XX, lo  que hacen del sector nada competitivo de cara a los mercados internacionales.

Y para terminar a modo de reflexión o evaluación, que puede hacer el gobierno cubano para profundizar eficientemente en el socialismo, en su revolución? Para mi la respuesta seria convertir a los campesinos-agricultores en los verdaderos minilatifundistas y propietarios de las tierras, de los medios de producción y de los resultados de las mismas. Para ello usaremos una herramienta que ha perdido todo su significado en la Cuba socialista, más cooperativa, menos estado -que no menos socialismo, pero si menos ineficiencia, que ha sido la culpable de la destrucción de determinados sectores de la economía cubana-. Algunos creerán que esto puede ser una privatización encubierta, pero no es así, si no más bien la adaptación de una economía socialista al sentido de progreso y mejora, que si ha de existir, ya que la desvinculación total del bienestar del ser humano - en forma de salario- respecto del resultado de su trabajo -es decir, de la producción-, lo único que ha generado es la muerte de importantes sectores económicos en diferentes regímenes  socialistas, y detrás, la del propio régimen.

domingo, 28 de septiembre de 2014

APUNTES Y REFLEXIONES DE UN VIAJE POR UN PAÍS SOCIALISTA: CUBA I.

 
 
 Cuando uno manifiesta una determinada ideología es básicamente porque la considera la mejor manera para alcanzar un equilibrio entre un nivel de progreso y un nivel de justicia social aceptable. Para ello hay muy diferentes maneras, desde la existencia de un estado intervencionista y fuerte - lo que hoy podemos llamar socialismo- hasta un estado casi inexistente dejando todo en manos del ser humano -liberalismo-. Todo cabe. En los últimos años he defendido siempre un nivel de intervención estatal importante; creo mucho en la codicia del ser humano. Y conocer más de cerca ese régimen de intervención del estado me ha llevado a elegir, entre otros motivos, Cuba como mi destino vacacional; y dando vueltas a la isla que he estado las últimas semanas. La perspectiva desde dentro siempre es diferente. Hablando, sintiendo y acercándome al cubano lo más posible, para extraer unas conclusiones puramente subjetivas en relación a unos hechos objetivos; no es más que eso. Al fin y al cabo no somos más que animales racionales: observamos, analizamos, y elegimos una opción u otra. Así que las próximas líneas no llevan más que la conclusión de unos días por una isla absolutamente maravillosa, y que, con socialismo o no, recomiendo a todo el mundo visitar. Además, como todo en la vida, no es ni blanco ni negro, todo con sus matices y claroscuros, y Cuba fuera del turismo político-social, es mucho mas que eso; es naturaleza, playas, montaña, buceo, noches -santiagueras-, música, ron, cristal, cultura, y como no, siempre buena gente.