miércoles, 8 de octubre de 2014

DEL ÉBOLA Y DE UN PERIODISMO INFAME

A día de hoy las cifras de fallecidos gracias al virus del ébola son confusas, aunque la mayor parte de expertos y contadores internacionales hablan de unos tres mil trescientos. Quizás algunos más; seguro. Y exactamente ésa cifra en África. Todos contagiados en África. Todos negritos africanos o misioneros que prestaban allí su ayuda. Hasta antes de ayer. Los últimos días, por lo que parece, una auxiliar de enfermería española, que trabaja en el hospital Carlos III se ha contagiado con el mencionado virus cuando asistía a un misionero español que había sido repatriado para venir a morir a España.

Hasta ahí podemos leer y poco mas seria lo reseñable si no tuviéramos la basura de medios de comunicación que tenemos que soportar. Únicamente a la altura de una sociedad que es absolutamente incapaz de discernir entre la noticia y el amarillismo; entre el morbo y los datos objetivos; entre el cotilleo de vecinos y los datos meramente científicos. Es lo que demandamos y eso es la economía de mercado, no importa la calidad de la información. Nos sometemos a la dictadura de un modelo de hacer periodismo que ha exportado la prensa del corazón a todas las áreas posibles de nuestra sociedad. Y lo peor es que nosotros lo hemos comprado.

Con la caída del muro de Berlín cayó todo. Los grandes medios compraron y absorbieron los más pequeños, que no suponía solo eso, si no comprar la libertad del periodista que escribía y contaba aquello que le venia en gana. Algo que venia conociéndose como la libertad de expresion, tan ausente en la comunicación moderna. Entendida como la libertad del periodista respecto del gran medio.

Eso sí, hoy queda un pequeño reducto de galos, que se acoge a nuevas formas de hacer, ahora sí, PERIODISMO, informar de manera libre e independiente; sin la sumisión clásica a la de aquél que pone el dinero. Qué manera más vil. Ahí esta la República independiente de la radio, La Marea, Mongolia, Libero, el diario.es y un granderrimo numero de pequeños medios que sí luchan día a día por contar qué ocurre sin ser pisoteados por el poder. Manteniendo la idea que en España forjó Larra.

Así que a todos esos que se hacen llamar periodistas que sigan desinformando y creando pánico en una sociedad  absolutamente incapaz de pensar por sí misma y de entender. Que los críticos de hoy tenemos nuestro refugio en la red. Ahora, que empiecen a preguntarse qué va pasar con el pequeño Excalibur, o si la vecina con el pelo lleno de rulos de la auxiliar de enfermería ha comido lentejas o se va ir a su pueblo escapando del virus. Ya podían irse todos juntos. Al mismo pueblo. A ver la tele. Telecinco a ser posible. Todos juntos. Bien juntitos, porque si el ébola brotara con fuerza en España les buscaría a todos ellos. Les perseguría. Al menos yo así lo haría si fuera ébola. Mientras, en el África subsanariana, eso, lo mismo. Los mismos muertos  más unos pocos más que hace unos días; en lo que nosotros estábamos banalizando mientras encendíamos nuestros televisores.

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