jueves, 30 de octubre de 2014

DE CÓMO LA CASTA SOMOS TODOS.

"Oligarquía y caciquismo como forma de gobierno en España". ¿Recuerda algo? Pues es el título de un ensayo de Joaquín Costa, que fue presentado en el círculo de la Unión mercantil de Madrid. Un tres de enero de 1903. Hace de aquello casi 112 años y cualquier erudito de la España de hoy podría reafirmar, y suscribir aquellas líneas del maestro del regeneracionismo. Y que casualmente he terminado de leerlo en estos días. Ya en los albores del S. XX existía regeneracionismo, un régimen que se deshacía a pasos agigantados según desaparecían los últimos resquicios de un imperio en el que no se ponía el sol; un sistema de alternancia de partidos - Cánvoas Vs. Sagasta- y una monarquía absoluta-mente- inane y que no podía liderar los cambios necesarios que pedía una sociedad que, como siempre, en nuestra historia, iba por delante de nuestros gobernantes.

La historia se repite y todo vuelve. Todo vuelve porque quizá nunca se haya marchado a ningún lado; y nuestra historia probablemente siempre haya sido la misma, desde la Leyenda negra, que data de los años de Felipe II, hasta hoy día con la operación Púnica y el Sr. Granados y el PPSOE a la cabeza. A la cabeza de un sistema que se descompone por la punta del iceberg. Solo se descabeza, nada más que eso. No puede ocurrir nada más porque si profundizamos terminamos en nosotros mismos; y me explico. La clase política que tenemos no es más que el fiel reflejo de la sociedad en que vivimos, y vivimos en una sociedad profundamente hipócrita, amarillista y desprovista del un sentido de la responsabilidad de lo público, más preocupada por ver y saber qué es lo que hace el de al lado que por uno mismo.

Como dijo una infame ministra de -in-cultura, hace no demasiados años, "lo público no es de nadie" y no es un atrevimiento de una persona que es incapaz de juntar dos frases subordinadas, que también, sino la materialización de hacer constancia pública de algo que en España es vox populi. Derrochamos y nos aprovechamos de aquello que no consideramos nuestro por ser de todos. Así es.

O el caso contrario, si me lo puedo quedar yo, ¿para qué se lo voy a dar a los políticos para que gestionen mi dinero? ¿Por qué voy a pagar yo esos impuestos? ¿Para sigan malgastándolo, para que se lo gasten en putas, cocaína, comidas y coches de lujo? Para eso que se quede en mi bolsillo; no lo declaro y aquí paz y después gloria. Argumento profundamente liberal, cierto, y eso es lo que debió pensar el Sr. Francisco Granados, ex secretario general del PP liberal de Madrid, de Esperanza Aguirre, que ya pidió perdón, como hacían los nobles en el medievo antes de morir: pedían perdón por sus atropellos, daban una limosna a la iglesia y ya se habían ganado el cielo. Amén. Según un estudio de los técnicos de hacienda se calcula que en España tenemos una cuarta parte de nuestro producto interior bruto en economía sumergida, es decir, unos 250.000 millones de euros. Con éstos las arcas públicas dejan de recaudar entre 50.000 y 60.000 millones de euros. Lo que supone tres veces el rescate de Bankia, o seis veces los recortes del Estado en sanidad o educación. Sí. ¿A que es mucho dinero? Pues así todos los años.

Y seguro que todos nosotros tenemos algún defraudador cerca, o nosotros mismos que no hemos pagado el iva de una factura, hemos aumentado nuestra deducción por alquiler, hemos cobrado en b algún servicio (cualificado o no, médico, profesor o transportista), que nos sale mejor así; al que paga le sale mejor y el que recibe también prefiere guardarse el dinero en el bolsillo b de su pantalón. Somos una sociedad de miserables y nuestros políticos, por ende, también lo son. Ellos no dejan de pagar veinte euros de iva, o se guardan el dinero de una consulta en su bolsillo. Ellos se aprovechan de lo que tienen a mano, que son miles de millones de euros de todos los españoles, y total, por quitar de aquí y de allí algún que otro milloncejo no se va a notar. Y seguramente así sea. Además hemos de tener muy presente que el nivel intelectual de éstos, y por tanto sus capacidades de gestión, tampoco es que sean las más altas. El más tonto hace relojes y el sistema de promoción de nuestros políticos hace que los más ruines, los más mediocres, pero eso sí, los más pelotas y más fieles, hasta que el líder -sea cual sea- diga lo contrario ahí estarán.

Y esta es la sociedad que tenemos en 2014, más que nos pese, que no es otra que la que describía Joaquín Costa ya hacia 1903. Han cambiado muchas cosas, las más importante es que a pesar de todo España ha sido capaz de subirse al tren de la historia. Supongo que será a base de pagar impuestos día tras día y de una clase media completamente asfixiada,  pero en lo que le mantengan sus chiringuitos, su fútbol, sus tertulias, ahí seguiremos, en la banalidad absoluta hasta la derrota final.Y que las supuestas medidas de regeneración democrática están muy bien, pero que una buena casa se empieza a construir desde los cimientos, y que somos todos nosotros los que en el día a día hemos de dar el ejemplo que reclamamos para nuestra clase política, que entonces ellos sí que estarán acorralados. Pero hasta que no empecemos por abajo... pues vendrán otros, y parece que van a llevar coleta y pulseras de cuero, salvo que El PPSOE se dé prisa en darse cuenta de que le van a comer el pastel. Vamos, que está en juego el chiringuito, señores.

miércoles, 8 de octubre de 2014

DEL ÉBOLA Y DE UN PERIODISMO INFAME

A día de hoy las cifras de fallecidos gracias al virus del ébola son confusas, aunque la mayor parte de expertos y contadores internacionales hablan de unos tres mil trescientos. Quizás algunos más; seguro. Y exactamente ésa cifra en África. Todos contagiados en África. Todos negritos africanos o misioneros que prestaban allí su ayuda. Hasta antes de ayer. Los últimos días, por lo que parece, una auxiliar de enfermería española, que trabaja en el hospital Carlos III se ha contagiado con el mencionado virus cuando asistía a un misionero español que había sido repatriado para venir a morir a España.

Hasta ahí podemos leer y poco mas seria lo reseñable si no tuviéramos la basura de medios de comunicación que tenemos que soportar. Únicamente a la altura de una sociedad que es absolutamente incapaz de discernir entre la noticia y el amarillismo; entre el morbo y los datos objetivos; entre el cotilleo de vecinos y los datos meramente científicos. Es lo que demandamos y eso es la economía de mercado, no importa la calidad de la información. Nos sometemos a la dictadura de un modelo de hacer periodismo que ha exportado la prensa del corazón a todas las áreas posibles de nuestra sociedad. Y lo peor es que nosotros lo hemos comprado.

Con la caída del muro de Berlín cayó todo. Los grandes medios compraron y absorbieron los más pequeños, que no suponía solo eso, si no comprar la libertad del periodista que escribía y contaba aquello que le venia en gana. Algo que venia conociéndose como la libertad de expresion, tan ausente en la comunicación moderna. Entendida como la libertad del periodista respecto del gran medio.

Eso sí, hoy queda un pequeño reducto de galos, que se acoge a nuevas formas de hacer, ahora sí, PERIODISMO, informar de manera libre e independiente; sin la sumisión clásica a la de aquél que pone el dinero. Qué manera más vil. Ahí esta la República independiente de la radio, La Marea, Mongolia, Libero, el diario.es y un granderrimo numero de pequeños medios que sí luchan día a día por contar qué ocurre sin ser pisoteados por el poder. Manteniendo la idea que en España forjó Larra.

Así que a todos esos que se hacen llamar periodistas que sigan desinformando y creando pánico en una sociedad  absolutamente incapaz de pensar por sí misma y de entender. Que los críticos de hoy tenemos nuestro refugio en la red. Ahora, que empiecen a preguntarse qué va pasar con el pequeño Excalibur, o si la vecina con el pelo lleno de rulos de la auxiliar de enfermería ha comido lentejas o se va ir a su pueblo escapando del virus. Ya podían irse todos juntos. Al mismo pueblo. A ver la tele. Telecinco a ser posible. Todos juntos. Bien juntitos, porque si el ébola brotara con fuerza en España les buscaría a todos ellos. Les perseguría. Al menos yo así lo haría si fuera ébola. Mientras, en el África subsanariana, eso, lo mismo. Los mismos muertos  más unos pocos más que hace unos días; en lo que nosotros estábamos banalizando mientras encendíamos nuestros televisores.

lunes, 29 de septiembre de 2014

APUNTES Y REFLEXIONES DE UN VIAJE POR UN PAÍS SOCIALISTA: CUBA II.

Antes de viajar a Cuba, sin duda alguna, creía que uno de los mayores logros de la Revolución era la reforma agraria que se realizó en su día. Vacas, ovejas, tabaco, chocolate, y café, entre otros, eran un pilar sólido del socialismo en Cuba. Cuando escribo estas líneas, a 21 de septiembre, y desde el valle de Viñales no sigo pensando exactamente igual. He conversado con agricultores, ganaderos, campesinos y ex cooperativistas y en ocasiones la realidad supera las habladurías de la calle. Deporte nacional allá en España.

En 1959, año I de la Revolución, había en Cuba 1,5 vacas por cada habitante de la isla; hoy Cuba apenas llega a los 3 millones de reses, una vaca por cada tres y medio habitantes. El suministro de leche esta absolutamente regulado; y únicamente reciben su ración de leche de vaca diaria los mayores de 65 y los menores 13. El resto de personas leche en polvo, o bien comprarla fuera de las tiendas oficiales del Estado y a precio de dólar americano, muy lejos del bolsillo de cualquier cubano de a pie. Un sesenta por ciento de la población adulta, entre los 16 y 70 años, padecen un importante déficit de calcio. En los primeros años de la Revolución, bajo la dirección técnica del presidente del Banco Central de Cuba y Ministro de Industria, Ché Guevara, fueron creadas múltiples cooperativas a lo largo y ancho del país, las cuales a mitad de los años ochenta dejaron de ir funcionando paulativamente, siendo hoy prácticamente una herramienta inexistente dentro del tejido productivo cubano, salvo lo que respecta al sector agropecuario, y tampoco demasiado. Desde la salida del Ché del gobierno fue llevándose a cabo una dejadez intelecutal en la participación de éstas en la construcción del socialismo. O por ejemplo la industria del cuero vacuno, que ha desaparecido por completo, cuando en 1959 era la principal potencia exportadora de América Latina, habiendo hoy dejado de existir en su totalidad exportadora.

Un sector destacadísimo dentro de la economía cubana es el tabaco y el café, aunque su regulación es bastante diferente. En los orígines de la Revolución, según la región del Estado, se repartió una determinada cantidad de tierras a cada agricultor, a los cuales se les obligaba a sembrar un porcentaje de vianda, uno de café y otro de tabaco. El tabaco es el mejor pagado para el campesino, sin duda, pero también el más costoso y de cuya producción corresponde al Estado el 90% de los ingresos, y el 10% para el campesino; del resto de cultivos corresponde 51% para el estado y el 49% para el campesino; a cambio el Estado Revolucionario de Cuba paga a cada campesino una cantidad pseudomiserable según la aportación que éste haya realizado a las finanzas cubanas. Difícil vivir de esta manera. Se produce poco, se consume poco, y se exporta nada, salvo tabaco y azúcar. Tras haber pasado por diferentes áreas agrícolas del país poco más que éste puede ser el resultado, los campesinos viven para subsistir y pasar el día a día.

Otro de los aspectos destacados del sector primario es la escasísima industrialización del mismo. Hasta que la Unión Soviética entra en proceso de liquidación a mitad de los años ochenta, aún la isla recibía algún tipo de maquinaria procedente de los países del Este, pero esto hoy no es más que una quimera, una lejana utopía. Los cultivos en la isla apenas difieren a cómo éstos se llevaban a cabo a principios del S.XX, lo  que hacen del sector nada competitivo de cara a los mercados internacionales.

Y para terminar a modo de reflexión o evaluación, que puede hacer el gobierno cubano para profundizar eficientemente en el socialismo, en su revolución? Para mi la respuesta seria convertir a los campesinos-agricultores en los verdaderos minilatifundistas y propietarios de las tierras, de los medios de producción y de los resultados de las mismas. Para ello usaremos una herramienta que ha perdido todo su significado en la Cuba socialista, más cooperativa, menos estado -que no menos socialismo, pero si menos ineficiencia, que ha sido la culpable de la destrucción de determinados sectores de la economía cubana-. Algunos creerán que esto puede ser una privatización encubierta, pero no es así, si no más bien la adaptación de una economía socialista al sentido de progreso y mejora, que si ha de existir, ya que la desvinculación total del bienestar del ser humano - en forma de salario- respecto del resultado de su trabajo -es decir, de la producción-, lo único que ha generado es la muerte de importantes sectores económicos en diferentes regímenes  socialistas, y detrás, la del propio régimen.

domingo, 28 de septiembre de 2014

APUNTES Y REFLEXIONES DE UN VIAJE POR UN PAÍS SOCIALISTA: CUBA I.

 
 
 Cuando uno manifiesta una determinada ideología es básicamente porque la considera la mejor manera para alcanzar un equilibrio entre un nivel de progreso y un nivel de justicia social aceptable. Para ello hay muy diferentes maneras, desde la existencia de un estado intervencionista y fuerte - lo que hoy podemos llamar socialismo- hasta un estado casi inexistente dejando todo en manos del ser humano -liberalismo-. Todo cabe. En los últimos años he defendido siempre un nivel de intervención estatal importante; creo mucho en la codicia del ser humano. Y conocer más de cerca ese régimen de intervención del estado me ha llevado a elegir, entre otros motivos, Cuba como mi destino vacacional; y dando vueltas a la isla que he estado las últimas semanas. La perspectiva desde dentro siempre es diferente. Hablando, sintiendo y acercándome al cubano lo más posible, para extraer unas conclusiones puramente subjetivas en relación a unos hechos objetivos; no es más que eso. Al fin y al cabo no somos más que animales racionales: observamos, analizamos, y elegimos una opción u otra. Así que las próximas líneas no llevan más que la conclusión de unos días por una isla absolutamente maravillosa, y que, con socialismo o no, recomiendo a todo el mundo visitar. Además, como todo en la vida, no es ni blanco ni negro, todo con sus matices y claroscuros, y Cuba fuera del turismo político-social, es mucho mas que eso; es naturaleza, playas, montaña, buceo, noches -santiagueras-, música, ron, cristal, cultura, y como no, siempre buena gente.

miércoles, 2 de julio de 2014

ESPAÑA Vs. CATALUNYA. COMO LA ESCOPETA NACIONAL

A mi modesto entender cinematográfico Luis García Berlanga es el mejor director de la Historia del Cine Español. Lo que no es una opinión, si no un hecho meramente objetivo, es que es el mejor cronista de la España del S. XX. Sin duda. La Escopeta Nacional fue rodada en 1978, en los albores de una pseudodemocracia liberal burguesa que aun hoy día nos desgobierna. Un lavado de cara de lo que habían sido cuarenta años de dictadura de tres poderes fácticos: Iglesia, Ejercito y Banca; y hala, ya tenemos una democracia -no orgánica-. Todos ellos fielmente retratados y satirizados en esta obra maestra.


En 1978 España había sido capaz de forjar, tras mucho esfuerzo, una Constitución, que fue llamada de consenso, y quizá tenían algo de razón. No sé. Veníamos de un régimen dictatorial y teníamos que aunar diferentes realidades, derecha, socialistas, liberales, nacionalistas, comunistas,...; de una España que se había quebrado por la gracia de Dios hacia 1936. Quizá el resultado de toda esta amalgama fue ésta, nuestra Constitución de hoy. Y claro no era fácil, una chapuza en la organización territorial del Estado, una Constitución económica que no se cumple desde el primer día y unos principios rectores de la política social y económica que no inspiran acción alguna de las infinitas Administraciones que hemos creado en este Estado. Y cómo no, una monarquía que tuvo que ser aceptada hasta por el Partido Comunista, con el único objeto que traía la Democracia. Amén.

Y todo este retrato es el que genialmente filma Berlanga. Una Iglesia anclada en el S.XIX, interpretada por un clásico como Agustín González, que se ubica él solito por encima de lo divino y de lo humano. La familia de un Marqués, el de Leguineche, satirizada a la perfección por Luis Escobar y José Luis López Vázquez, que no dejan vicio por el camino. Y  cómo no, Jaume Canivell, industrial de porteros catalanes, que quiere aprovechar una cacería, por él pagada, en las tierras del marqués para hacer negocio en Madrid - o Madrit-.

La relación entre España y Cataluña -entendida como región, comunidad autónoma o estado independiente- lleva navegando  desde hace unos unos ciento cuarenta años, y las cosas no han cambiado tanto, la verdad. Y todo ello lo representa a las mil maravillas José Sazatornil, como Jaume Canivell, humillado y vejado hasta la saciedad por una burguesía en la más absoluta de las decadencias, y por un poder político que cambia según sopla el viento. Pero ahí está siempre el amigo catalán, fiel a sus negocios y no tanto a sus principios. Vamos que como decía Groucho, si no le gustan pues los cambio. Siempre ha sido así. Y quizá es lo que nos ha faltado en los últimos años, la compraventa de porteros no ha ido todo lo bien que querían, y claro, entonces el problema vuelve al principio: "el centralismo de los cuyons", que decía el sr. Canivell. A pesar de todo, la principal particularidad de este proceso es la izquierda, que ha aceptado el dogma nacionalista como si fuera un contrato de adhesión,  dejando olvidada la bandera y el lema de "proletarios del mundo uníos". ¿Por qué? Pues no lo sé, ni está ni se la espera. Probablemente sea el primer proceso nacionalista forjado en causas económicas y al que se abraza la izquierda autóctona amparándose en el derecho a decidir. En todo el mundo.

La política de hoy día no es más que el "yo te doy y tu me das"; luego ellos ya me darán algo cuando corresponda. Y Cataluña no ha vivido de otra manera en los últimos cuarenta años. Ahora bien, quizá haya llegado el momento de replantearnos ese pacto constitucional de 1978. Quizá merezca una reforma para ponerla al día, digo yo; que ya se ha hecho cuando ha interesado. Incluso dando un golpe de estado encubierto. Ha sido el pacto que ha servido para traernos los años de mayor estabilidad de nuestra Historia, pero hace aguas por muchos sitios y no podemos esperar a mojarnos, o se nos estropea la fiesta. Y los catalanes, como en la escopeta nacional, van a venir a vender sus porteros automáticos. No importa quién este en Moncloa o Zarzuela, ellos harán sus cuentas y reclamaran sus derechos históricos, eterna reclamación nacionalista. Hoy en 2014, con una democracia consolidada toca volver a preguntarnos algunas cosas que en 1978 no podíamos. Hoy tenemos la obligación moral y legal de encontrar de una vez por todas y para siempre cuál ha de ser el la organización territorial del Estado Español. Sin hipotecas del presente. Atémonos a un contato social que no tenga vicios. 

martes, 4 de febrero de 2014

HAITÍ, CUATRO AÑOS DESPUÉS

Han pasado ya cuatro años. Cuatro años desde aquel doce de enero de 2010. Aquél terremoto tuvo su epicentro a unos quince kilómetros de Puerto Prínicipe, la capital de de Haití; con una magnitud de 7,2 grados en la llamada escala Ritcher, y que se habría generado a unos 10 kilómetros de profundidad. Sus consecuencias en el exterior fueron devastadoras: 330.000 fallecidos, 350.000 personas heridas o mutiladas y un millón y medio de personas que no murieron directamente y que se quedaron sin hogar muriendo día a día, de enfermedades, epidemias y de pena; también de pena. Abandonados a su suerte. Abandonados hasta la muerte.


Cuatro años ya desde que los telediarios, avances radiofónicos, portadas de prensa y digitales de todo el mundo occidental nos rindiéramos a ver qué ocurría por aquellos días en Puerto Príncipe. Hoy ya no sabemos ni dónde está eso. Qué frágil tenemos la memoria; como la de los peces. Y junto a ellos también debieron venir alguna que otra ONGD, a repartir mochilas y hacerse alguna que otra foto. Por dónde vinieron también debieron marcharse. Juntos. Ambos.

Los primeros días, semanas quizá, tras el temblor, todos queríamos subirnos al carro de la colaboración, cooperación internacional y la farándula occidental. Supongo que esto nos hace sentirnos un poquito mejor cuando desde occidente nos dedicamos día tras día a explotar, expoliar recursos, colocar dictadores y fomentar guerras. Eso que tan bien se nos ha dado a lo largo de nuestra Historia. Los siguientes días la descoordinación imperaba por toda la isla, no existían bolsas ni para retirar cadáveres, quedándose durante días apilados, hacinados entre los escombros, el barro y la miseria. El cólera corría a través de la calles de Puerto Príncipe. El caos fue de tales proporciones que el dinero que dejó de tener valor; sí, el dinero. Volvió el trueque y la población pagaba a través de gasolina y agua potable.

Hoy los que continúan en Haití son las textiles americanas, como Levis, que aprovecha la carencia total y absoluta de derechos laborales, sociales y humanos para externalizar servicios. Y sorprendentemente... en Haití, ¡¡¡toma ya!!!. Parece que ellos no tenían tanta prisa como la prensa.

Y ya que en Haití no importan nada, y puestos a jugar, vamos a jugar con la alimentación de los haitianos, de los que pueden comer, claro. Monsanto, empresa americana y principal proveedor mundial de productos químicos para la agricultura - lo que son básicamente transgénicos- intentó llevar a cabo cooperación internacional a su estilo. Entonces decidió hacer un importante presente a los agricultores de Haití a base de semillas de productos transgénicas. Los principales sindicatos agrarios, que serán pobres, pero no son tontos, decidieron amablemente declinar tal invitación, lo cual no fue del agrado de Monsanto. Éstos aprovechando sus contactos con la Administración del Premio Nóbel de la Paz y con el Banco Mundial introdujeron las semillas a través de la cooperación norteamericana, es decir, a través de las ONG´s en el terreno, cargándose de esta manera la agricultura y el campo de Haití, que para un país subdesarrollado no tiene otra manera de dar de comer a sus conciudadanos.

Pero todo aquello ocurrió hace cuatro míseros años. Cuatro ya. Hoy el genialmente llamado Capitalismo del desastre, por Naomi Klein, tiene su principal paradigma en Hatí. Sí. A pesar de todo, tras la desorganización, la descoordinación, la corrupción, Haití ha podido encontrarse en un punto más o menos parecido a años anteriores al seísmo. Es de esas curiosidades que tiene la especie humana. Siempre sale de las dificultades. En los últimos seis meses se han reducido en un tercio las personas que siguen viviendo en campos de refugiados a lo largo y ancho del país. Aunque eso es porque las NN.UU. han decidido no computar 120.000 personas que viven en campos no oficiales. No les salían las cuentas sino. Una pena. Como todo. Una pena. Y así todo. Y ahora ya nadie se acuerda de Haití. Ya no salen por la tele. La prensa se había marchado hacía ya algún tiempo.

lunes, 20 de enero de 2014

APUNTES DE UN VIAJE I

Los que somos de tierra adentro podemos pasar horas mirando el mar. Akhfennir, es una pequeña localidad a las puertas del Sahara occidental, uno de esos escasísimos puntos del planeta en que se junta dos veces lo infinito. Por un lado la piedra y la arena del desierto, los camellos, las dunas y así 6.000 kilómetros hasta llegar al Mar Rojo; por otro el mar, el océano Atlántico, ese inmenso charco. Y ahí, entre medias, se extiende una pequeña localidad, de unos mil quinientos habitantes, saliendo de la nada; una avenida en las que hay poco más que unas tiendas de abalorios de todo tipo, especias, frutas, restaurantes de pescado frito y varios moteles, al más puro estilo Tarantiniano. Eso y poco más es Akhfennir.

Y aquí, paseando al atardecer de esta pequeña localidad sahariana, yo me pregunto, ¿de qué vive toda esta gente? ¿a qué se dedican? ¿pueden vivir en medio de nada en el vacío más absoluto? Lo que sí es cierto es que éste es un sitio muy particular; su emplazamiento lo hace todo. Y estos lugares me gustan mucho, me encantan.  Como me gusta casi todo lo diferente. Sus gentes se dedican a lo que todo el sahara: trabajo en el sector del pescado, en un muy discutible acuerdo de pesca con la Unión Europea y la extracción del fosfato. Así estas localidades no tienen más que dar de comer, de dormir y ver cómo pasa el tiempo por sus escasas calles. Ven pasar la vida; como pasan los camiones llenos de fosfato, arenas y pescado; como pasan los autobuses de línea; y como pasan los curiosos como yo. 

En muchos lugares del mundo me he dado cuenta que la vida no es más que eso, ver qué es lo que ocurre a su alrededor cada día, y poco más. En este desierto, el más grande del mundo, quedan ya pocos nómadas, éstos se han visto obligados por Marruecos, también, a ver pasar la vida. Pero un Pueblo nunca deja de ser un Pueblo, quieran o no quieran los Estados, y el Pueblo Saharaui, así viendo pasar la vida, día tras día, será pronto el Estado que tanto anhela. Aunque pronto quizá sean algunos años. El Estado Marroquí no ha dejado pasar tanto la vida: tiene en sus manos el sector de la pesca en el Sahara, la extracción de fosfato, la exportación de arena, el control más absoluto de todas las comunicaciones y están formando aquí el mayor parque eólico del planeta. Todo esto siempre con la inestimable ayuda de los Estados Unidos de Norteamérica, que tanto han luchado por la libertad e igualdad de los pueblos del Planeta. Ellos tampoco dejan pasar la vida, pero eso ya es otra Historia. No es esta historia.

Por la libertad del Pueblo Saharaui, por el reconocimiento oficial de un Estado para un pueblo. Viva la lucha del Frente Polisario. Viva el Sahara Libre.