Uno ha de encontrar un soporte moral en aquello que hace en su vida diaria. Dicen que es una verdad irrefutable; y así yo la entiendo. Es el eterno debate de la felicidad, ese concepto discutido y discutible, que puede tener diferentes visiones en los pueblos, sociedades y mundos que por aquí habitamos. Luego hemos de tener presente que existen muy diferentes maneras de encontrar ese soporte moral -la felicidad-, y, que cada persona lo encontrará en un lugar y en un momento adecuado, hay que buscarlo, pero sin volverse loco. Vísteme despacio que tengo prisa.
Y entrando de verdad en el tema, y, aunque parezca mentira, como os he oído a algunos de vostros en ciertas ocaisones, trabajo en un juzgado, " gestionando procedimientos y documentando embargos y lanzamientos", entre otras funciones, por lo que bien podréis imaginar que no es el sitio más humano del mundo, y encontrar ese soporte moral del que hablaba no es lo más sencillo. Pero sí, efectivamente, creo haberlo encontrado. Y ¿cómo?, si eso es un coñazo; si está demasiado apartado de una vertiente puramente social que es donde me he ido ubicando con el paso del tiempo. Pues bien, lo he encontrado en las tan manidas pequeñas acciones de las que hablo constantemente: del trabajo diario, de la preocupación por las personas en una gélida Administración de Justicia, de una manera diferente de hacer las cosas, eso para mi, una vez más, es cambiar el mundo.
En una de las semanas en las que estuve de prácticas en el Juzgado de lo social, tuvimos un claro ejemplo del asunto: un tipo que se infló en los años de la bonanza económica y ahora se había arruinado. Nada de particular. El asunto es que el PNJ - aplicación de informática judicial que se mete en casa de todos los españolitos de a pie- saltó y dijo que no solo poseía bienes inmuebles, si no que aquel paisano había forjado una millonada en caballos y estaba embargado hasta las cejas. Y en esta situación que me encontraba yo, ya dispuesto a emitir el oficio dirigido al registro de bienes muebles, cuando sorpresa mayúscula fue la mía, y es que el Juzgado dicidió no embargarlos, ya que habría que nombrar un depositario judicial - persona nombrada por el Juzgado encargada de cuidar de los caballos hasta que termine el procedimiento- y sacar fondos para pagar a éste. Procedimiento mucho más largo y complejo para los que allí dicen que trabajan. Lo más lógico y normal. Claro.
Así, indignado, e intentando que cambiaran de opinión me llega la hora y marcho para casa. Tal que así, a la mañana siguiente, no había pensado yo mucho en la injusticia que allí se había perpetrado- la verdad es que sé colocar bien las importantes barreras entre el trabajo y mi vida personal- y comienza el cachondeito, "que me autoproclamara depositario de caballos y que no cobrara", "como eres tan solidario", o "que si había dormido bien soñando con los caballos", no es que me moleste que se metan conmigo por una absurdez de tal calibre, si no que se rían de la gente que no puede cobrar porque ellos no hagan su trabajo. ¡¡¡Tócate los pies!!!, y se quedarán más anchos que largos. Y es entonces dónde creo que debe entrar en juego la principal herramienta que he aprendido en mis años como educador scout, el ejemplo. Quizá sea la mejor manera de que estos profesionales de la gandulería se den cuenta de que si ellos deciden no mover un dedo, los 7 trabajadores despedidos se quedarán sin cobrar sus casi 82.000€. Sí, pero eso a ellos les da igual.
Vamos a intentar cambiar el mundo, ¡y qué mejor manera que predicar con el ejemplo! Es muy difícil que esta gente se perciba de qué es lo que hace, o mejor dicho, lo que deja por hacer, pero también, quizá a alguno de ellos se le encienda la bombillita y piense que este tipo, que hace el trabajo por el que a uno le pagan, no va a ser tan raro. ¿Ingenuo?, sí, quizá sí, pero voy a intentarlo, y os animo a todos a jugar conmigo.
Después de este alegato, no volveré a usar el "Allá donde fueres, haz lo que vieres". Me gusta mucho Mix, el ejemplo, la principal metodología educacional.
ResponderEliminarBuen viaje a Italia...
Grande Michel ya me dirás cuando les vas a ir a dar de comer. Un abrazo y me encanta el blog
ResponderEliminarPoj yo los ubicaría en la hípica Almenara. Ahí seguro q no les falta de ná.
ResponderEliminarmix eres mi idolo.
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