Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.
Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos…
Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción de los políticos, empresarios, banqueros… Por la indefensión del ciudadano de a pie. Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:
- Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.
- Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
- El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.
- La democracia parte del pueblo (demos=pueblo; cracia=gobierno) así que el gobierno debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha. Sus funciones deberían ser la de llevar nuestra voz a las instituciones, facilitando la participación política ciudadana mediante cauces directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad, no la de enriquecerse y medrar a nuestra costa, atendiendo tan sólo a los dictados de los grandes poderes económicos y aferrándose al poder a través de una dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del PPSOE.
El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso.
La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.
Es necesaria una Revolución Ética.. Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado.
No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.
Por todo lo anterior, estoy indignado.
Creo que puedo cambiarlo.
Creo que puedo ayudar.
Sé que unidos podemos.
Sal con nosotros. Es tu derecho.
Hasta aquí El Manifiesto del 15 M, el cual suscribo en términos generales, y ojalá todas las personas que han salido estos días a las calles así lo hayan entendido. La Spanish Revolution, la han llegado a calificar. ¡¡¡Buff!!! No me atrevo a decir mucho más al respecto.
Pero algo no me cuadra en el país de Mou y Pep; en el país de Sakira y Piqué; en el de Belén Esteban, ahora se echa a la calle a protestar contra todo. Es un grupo heterogeneo. Bien, eso es una base importante. Contradicciones, pero no pasa nada. El asunto es que esa heterogeneidad de personas sea capaz de alcanzar un acuerdo de mínimos, aunque no sea el 100% del manifiesto, el cual no es más que una utopía. Linda, como todas, pero una utopía. No nos creamos que vamos a cambiar el mundo a golpe de Facebook, a pesar del inmenso poder que tienen las redes sociales, el cual, seguramente, se nos escapa de las manos, y no solo a mi.
El acuerdo de mínimos ha de recoger, a mi entender, una única e innegociable propuesta, de la cual podrían derivar otras muchas, pero sin la cual todo esto que hemos conseguido - que sí hemos conseguido algo, al menos a nivel de conciencia- no tendrá absolutamente ningún resultado, legal al menos. Para construir un buen edificio hemos de empezar por tener unos buenos cimientos. El resto de propuestas, ahora mismo, no tendrían viabilidad alguna en nuestro ordenamiento jurídico, ya que ni tan si quiera serían admitidas a trámite por los cauces legalmente previstos. Pero bien, la modificación de la LOREG - la ley electoral- es la clave de todo ello a pesar de que las herramientas que nos dotan en nuestro sistema tengan mucha trampa, ya que nuestra Constitución prohibe expresamente las iniciativas legislativas populares que sean reguladas por Ley Orgánica, como es el caso de la LOREG. Ahora bien quería yo ver al correspondiente Presidente del Gobierno, sea el inane Rajoy o sea Rubalcaba - al cual no voy a calificar, por si acaso-, presentando 3, 4, o 5 millones de firmas para reformar la LOREG, en la cual se vean recogidas algunos de las aspectos más importantes del manifiesto: sistemas de democracia directa, en los que se dé el poder a los ciudadanos, no La Partitocracia del P.P.P.S.O.E.; prohíbición de presentación de políticos en listas estando en condición de imputados; circunscripción única para toda España.
No hemos de querer empezar a construir la casa por el tejado. No pidamos más. Luego, cuando los ciudadanos participemos en la toma de decisiones que nos afecten; cuando tengamos unos políticos mínimamente dignos, tampoco vamos a rasgarnos las vestiduras, ya que en todas las viñas sale una uva que está pocha; o cuando los Parlamentos sean un reflejo más real de lo que es la sociedad, nos pondremos a hablar de otras cosas. Empecemos por lo importante, empecemos hablando de lo que entiende la gente, que es lo que ha aglutinado a millones de personas en nuestro país en estas últimas dos semanas y no nos perdamos en propuestas que no "ajuntan" al heterogeneo espíritu del 15 M. ¿Luego? Luego ya tendremos tiempo de hablar de la tasa Tobin, de la dependencia energética de España o cómo podemos crionizar las bacterias para luchar contra lo que nos dé la real gana. Ahora no echemos por la borda todo lo conseguido. Nos toca mover ficha, sí. Cabeza fría, paciencia y prudencia. Pues eso, al lío.