Con la vuelta al cole arranca el curso político. En España un otoño caliente, o eso dicen los que saben. Yo prefiero un octubre rojo. Los otoños calientes solo sirven para indignar mucho a la gente y luego nada. Ni tan si quiera para echar a un miserable presidente del gobierno. Y terminaremos el cole allá por el mes de junio, con elecciones a un Parlamento europeo que no decide nada en una Europa que manda todo; sumisa al control de la Troika.
Y en el resto del mundo mundial quizá no lleguemos a ese añorado mes de octubre. Siria, Iran, Rusia, EE.UU. y la NATO se empeñan en teñir de sangre Oriente Medio, junto con otras -una vez más- supuestas armas químicas. Eso si han tenido que pasar dos años de guerra , 200.000 muertos y un millón de refugiados para que??!! Para esto?: Según el brillante ministro de exteriores británico la intervención se centrará en la destrucción de las supuestas armas químicas; y una vez destruidas, eso si, pueden ustedes seguir matandose. Aquí paz y después gloria. #Noatodaslasguerrasdeestemundo.
Me voy unas semanas de viaje esperando llegar hasta Leningrado. Otro septiembre. Hasta octubre. Otro octubre rojo. Noventa y seis años después de la Revolución que cambio el S.XX. Esperando traer la mochila llena de ideas renovadas, incluso para impulsar mi actividad bloguera y seguir explorando y haciendo mi camino.
Gracias a los que en estas semanas me habéis seguido preguntando por Explorando.
Lo dicho. Nos vemos y leemos en octubre -rojo-. Salud.
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