martes, 12 de marzo de 2013

LA DELGADA LÍNEA ROJA.

La Revolución Bolivariana de Venezuela, dirigida por el comandante Hugo Rafael Chávez Frías, ni tan si quiera ha podido salir de su puerto tras las elecciones del pasado mes de octubre. Los peores auspicios se cumplieron y apenas cinco meses después de haber vencido rotundamente en los comicios falleció el pasado cinco de marzo. O quizá no, quizá ya había fallecido antes, incluso en Cuba. Poco se ha sabido de su enfermedad; menos se sabrá de aquí en adelante y nada ha de importar a partir de ahora. La Historia es así de cruel.

Lo más relevante de estos años del Chavismo es la puerta que ha quedado abierta y la senda del camino señalada con miguitas de pan. Para Maduro o quien corresponda. La Revolución de Venezuela ha de proseguir el camino iniciado, en nombre de la Justicia Social y de la igualdad queda mucho por recorrer. Maduro, como bien ha dicho, "no es Chávez, sino hijo de Chávez", y bien, ojo, pero no por ello hemos de creer que estamos por encima de lo divino y de lo humano; de las leyes y de la Constitución; e incluso por encima de la propia Revolución. Eso ya ha ocurrido y la Historia tiene muchos precedentes. Ya decían los romanos que es la maestra de la vida.

No es demasiado difícil de buscar, a pesar de su longitud, en su art. 233.2, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela prevé lo siguiente: "Cuando la falta absoluta del Presidente electo se produzca antes de la toma de posesión de éste -como es el caso de Hugo Chávez, que no pudo tomar posesión el pasado 7 de enero-, se procederá a una nueva elección universal directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes -como ya han sido convocadas para el próximo 14 de abril. Bien hasta ahí.- Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente se encargará de la Presidencia de la República el Presidente de la Asamblea Nacional". Lo que nos lleva a que el Presidente, en este período transitorio, habría de ser el actual Presidente de la Asamblea, Don Diosdado Cabello, parece claro, ¿no? Pues parece ser que no. No es necesario ser un fino jurista para percatarnos del pequeño detalle.

El pasado ocho de marzo, tras el funeral de Estado de Chávez, Nicolás Maduro tomó posesión del cargo de Presidente interino, hasta la toma de posesión del electo el próximo 14 de abril, con el beneplácito del Tribunal Supremo, que legalizó su triquiñuela judicial. ¿Le correspondía verdaderamente? O alguien se ha excedido en sus funciones atribuidas por Chávez en su último acto público? ¿Tanto nos costaba haber hecho las cosas bien otorgando la Presidencia interina a Cabello y presentar como heredero al trono del Chavismo a Maduro, como postuló el Comandante? 

Maduro ya ha desempeñado funciones importantes en el último Gobierno Chávez, tras haber dejado su puesto  como representante sindical. Buenas relaciones con los grandes de latino américa, Brasilia y Buenos Aires, el manejo del aparato del Estado unido al sentimentalismo tras el fallecimiento del Comandante otorgan a Maduro una victoria casi segura frente al candidato Capriles. La victoria será en nombre de Chávez.

Ante lo que ocurra las dudas me asaltan, y el tiempo, como siempre, dará y quitará razones, pero los caminos de la Revolución son peligrosos, y de ahí al despotismo muy delgada es la línea roja y en reiteradas ocasiones ha sido franqueada. Dicho esto, suerte a Maduro, que será la suerte de la Revolución Bolivariana, y por ende, del pueblo de Venezuela. Veremos.

jueves, 7 de marzo de 2013

A MIS VEINTE Y DIEZ.

Era el 13 de febrero de 1983 y aproximadamente las 21:30 horas de la noche, un domingo de carnaval muy frío  y con bastante nieve en las calles de Salamanca. Una pareja de jóvenes salmantinos, Ángel y Elena, acababan de tener a su primogénito. Un poco trasto. 


Nunca me ha importado demasiado el tema de hacer años, la verdad, y cambiar de década tampoco. Eso sí, estoy en un punto, en medio de todo, en que es recomendable echar la vista atrás y ver el camino recorrido, en los scouts lo llamábamos evaluación, incluso podría permitirme el lujo de decir DAFO; sí, quizá esté en un punto DAFO de mi vida. Me gusta, hay veces en que DAFO es necesario.



Una de las mejores cosas que he aprendido del Escultismo es a ver el vaso de mi vida medio lleno (art. 8 "El scout sonríe siempre ante los peligros y dificultades), haciendo todo lo posible para que ahí estén los mejores recuerdos. Hoy estamos acostumbrados a oír que uno se siente muy vinculado con el lugar en que creció. Yo mucho. Soy Salamanca 100%. Mi ciudad es en la que dio clase Fray Luis, cuya Universidad fue dirigida por Don Miguel de Unamuno, que paseaba entre los árboles en que Calisto declaraba su amor por Melibea, mientras Lázaro engañaba a su amo para darse de bruces contra las paredes de su muralla. Al igual que el Licenciado Vidriera supongo que habré quedado hechizado por la apacibilidad de su vivienda. 


Pero una vida son recuerdos, y éstos están en otra parte de mi ciudad; están en mi barrio, con mi gente, en el El Local de Linces, en un banco del Paseo de los Madroños, en La Casa de la juventud de Garrido y en Kandersteg. He crecido en el Barrio Garrido, mi colegio ha sido el San Mateo y el instituto el Francisco Salinas. Y al ver todo ello me vienen a la cabeza las pachangas en la segunda calle, la "Fanfu", la misa de los niños - que Dios me perdone- y los partidos en el colegio El Trebol, o los campos de la Escuela Municipal de Fútbol; La Casa de la Juventud o la cuesta del insti; los botellones. Las tardes sentados alrededor de un banco en el paseo de los madroños, comentando el gol de Midjatovic, el Tour de Pantani, las partidas de pocha en el Lagar, la piscina del Mediodía en verano y en invierno, ese gélido viento que soplaba al doblar la esquina de los cipreses para ir a clase.


Y cuando termina el instituto llega ese momento fatídico en la vida de las personas en que dices y... ahora qué? Bien, pues yo tampoco fui muy original y como otros chicos de esa edad decido estudiar Derecho. Sí, esa carrera que dicen que tiene muchas salidas y que luego no sirve absolutamente para nada. Empecé porque creía que podía cambiar el mundo, la manera de hacer las cosas: el paro, el hambre y cualquier otra pega a los Derechos Humanos que pudiera existir. Aunque más bien me parece que me he quedado por el camino. Qué le vamos a hacer, seré un filántropo frustrado.

Fueron unos años de fiestas, un cierto despiporre e inquietudes asomando por los pasillos de la facultad, me hago árbitro de fútbol y soy scouter de mi grupo. En estas que termino la facultad y uno decide vivir de aquello que ha estudiado y llevo ya dos años trabajando en Talavera de la Reina.

Estoy muy orgulloso de estos treinta años y más agradecido aun a todas las personas que han pasado por mi vida en este tiempo.  Y como he dicho al principio estoy en un punto DAFO de mi vida, y ahora, ¿qué? pues no lo sé muy bien, lo que tengo muy claro es que no quiero dejarme cosas por el camino y creer que se me han ido ciertas oportunidades. Así que a tirar de agenda y pa´lante. Empecemos.

PD: por ciertos motivos achacables a mi persona no he podido publicarlo en la fecha, que hubiera sido mi treinta cumpleaños.