Siria es un país árabe, que limita en su parte más oriental con el mar Mediterraneo, al norte con Turquía, al sur con Jordania y al este con Irak, y cuya capital es la ciudad de Damasco. En él viven unos 19 millones de habitantes, la mayor parte de ellos musulmanes.
Hace poco más de una año, el 26 de enero de 2011, Siria, en medio de un brillante ejercicio del acompasado dominó en que se conviertieron las revueltas árabes de principios de 2011, dio los primeros pasos de lo que iba a ser una rebelión más en el norte de África ( Túnez, Egipto y Libia), pero fue así.
Hoy lo que queda es una cruentísima represión, que está causando miles de muertos, con el silencio total y absoluto de la U.E. de los EE.UU. y del Consejo de (IN) Seguridad de las incapaces NN.UU. Los sirios, por circunstancias de la vida y cosas que tienen los regímenes autoritarios, viven en un estado de emergencia desde 1962, que ha supuesto en la práctica un importantísimo recorte de derechos civiles, en favor del gobierno de turno (como por ejemplo ocurrió en España en diciembre de 2010, con la huelga de los controladores). Si hay alguna ONG, asociación o fundación decente que se dedique a ello, en cantidad y calidad, los derechos humanos en Siria están muy mermados, detenciones arbitrarias, recortes en el acceso a internet, mujeres olvidadas/marginadas. Casi nos suena a chino, pero yo no diría que estamos tan lejos, policías que detienen por estadísticas, Megaupload, presiones a mujeres embarazadas,... pero bueno, no es el asunto que ahora toca. Bien pues así lleva Siria cincuenta años, con un partido nacional socialista en el poder, el partido Baath, que es la extensión en Siria del de Irak, del difunto Sadam Husseim.
En febrero pasado el objeto de las protestas se centraron en los recortes de internet a través de las redes sociales, pero en marzo, como consecuencia de ello las protestas dieron un importante salto. La ciudad de Daara, al sur del país, concentró las revueltas y miles de personas salieron a las calles con la consiguiente represión, y en los días siguientes el dominó siguió su curso, y las protestas se levantraon en Hams, Hama y otras ciudades. Así las conexiones por teléfono e internet fueron cortadas inmediatamente en todo el país, y el gobierno , que parecía que iba a abrir la mano con las protestas y ampliar los mermados derechos civiles, dio marcha atrás en el desierto sirio, y el presidente Basaad Al Saar, tomó el toro por los cuernos, que decimos en España, e inició las brutales represiones. El 15 de marzo las protestas se extienden ya por todo el país, y a las afueras de Damasco, una gran manifestación es dispersada a base de gases lacrimógenos, cerrándose con cientos de detenidos. El ejército paramilitar sirio, compuesto por unos 3.000 asesinos a sueldo del gobierno, detiene a los dos líderes de la oposición, e incluso a niños que estaban en las revueltas, Hamza al Jateb, un niño de 13 años es torturado y asesinado, convirtiéndose así en héroe de la revolución. En abril encontramos una fosa común que entierra a más de cincuenta campesinos.
Con la persistente violación de derechos humanos, las NN.UU. cuenta a finales de octubre unos 5.000 muertos en las protestas en Siria, y la U.E. y los EE.UU. piden al régimen que contenga sus represiones a los civiles, y a ni cuentan. Putinlandia ha enviado una fragata para "por si" hay ataques exteriores, amparándose en el concepto de crisis humanitaria, que sé muy bien yo qué requisitos han de cumplirse para que comience a aplicarse, en Siria y en el resto del mundo mundial.
En diciembre y enero, las bombas empiezan a formar parte del día a día del país, 500 muertos más. Febrero, los suministros más básicos comienzan a escasear en algunas ciudades rebeldes; Homs, emula a Zaragoza 200 años después; EE.UU. cierra su embajada en Damasco, la U.E. no, aunque no creo que tarden demasiado. Quizá, al igual que ocurrió en Mafeking (Sudáfrica), sean los niños los símbolos de la resistencia, si queda alguno, claro.