Ha pasado ya mucho tiempo desde 1885; sí, aquél infausto año en que las potencias coloniales europeas decidieron juntarse en Berlín para ver cómo podían repartirse África. 128 años y seguimos exactamente igual. Ahora se llaman Francia y Mali, y resulta que nuestro vecino del norte, en un alarde de generosidad a espuertas, decide autonombrarse en defensor de la comunidad internacional y empezar a bombardear territorio malí. Porque sí y porque le da la gana a otro presidente socialdemócrata que llega al Eliseo con los misiles debajo del brazo y con el único objeto de remontar su popularidad. Maldita la popularidad de los caudillos de occidente.
La batalla que ahora se libra en el país de Bamako, arranca tras la derrota de las tropas pro Gadafi en Libia, a finales de 2011. Gadafi había sido capaz de reunir un grupo de Tuaregs, señores de la guerra made in Sahara, muy fieles a su persona, los cuales tras su asesinato quedaron huérfanos y huyeron hacia el sur, asentándose y campando a sus anchas en toda la zona del Magreb islámico. Así nos encontramos con la situación límite en la que los EE.UU. y su tradicional aliada, la U.E., se ven en la obligación de intervenir militarmente, ya que estos señores de la guerra están ocupando parte del territorio de Mali junto con la facción de Al Qaeda en el Magreb y están sembrando el terror en la zona norte del país.
Nos plantamos a 11 de enero de 2013, y Francia, legítimo heredero de la Nación malí, decide que no aguanta más y comienzan los bombardeos sobre las posiciones de Tuaregs/ Al Qaeda. La victoria militar de los aliados está muy cercana, la diferencia técnica y militar es aplastante, no habrá de dilatarse demasiado en el tiempo. Ayer fue secuestrada una planta de reserva de gas en territorio de Argelia por los islamistas. Hoy el ejército argelino decide intervenir liberándola y causando 35 muertes de rehenes y 15 islamistas.
¿Y los perjudicados? Los de siempre, la población de un quasi estado fallido como es Mali, doce millones de habitantes que a partir de ahora, gracias al Estado Francés y a la U.E., deambulará por los paraísos de la libertad, bien alejado del terror islamista. Pero por qué, ¿qué ha hecho la población Malí para merecer esto? Encima de tener un IDH bajísimo (0,36) y ser uno de los países más pobres del mundo tienes que aguantar que unos islamistas y los neocolonos vengan a pegarse en tu territorio causando miles de muertos, de deportados y creando campos de refugiados en el Sahel y a las puertas del Sahara, para garantizar la libertad y la seguridad. Sí, ¿de quién? Si alguien tuviera el más mínimo juicio diría ¿qué estamos haciendo?.
Cierto, Mali es un país con unos recursos naturales importantísimos (gas, petróleo, oro y diamantes), pero éstos están infravalorados por su seudo estado, que es absolutamente incapaz de gestionarlos y repercutir los beneficios en sus conciudadanos. Y sin venir a cuento, esta es la culpa directa que tenemos en occidente de lo que ocurre día a día en África, por qué no somos capaces de resolver nuestros problemas, y nos inmiscuimos en la gestión de los demás. Pero alguien se le ha ocurrido preguntar a los franceses por qué quieren dejar Mali como si el Sahara ocupara el 100 % de su territorio? ¿Quieren los franceses gastar el dinero de sus impuestos en bombardear al país 128º más rico del mundo? Otra herida más abierta en África, y otra vez en el Sahel, otra crisis humanitaria más. Hambruna, miserias, el cólera ya se ven a las puertas de Bamako, y luego abriremos una vez más los telediarios de occidente. Otra vez causada por los mismos de siempre y en la misma zona. Los malíes se mueren, pero gracias a Francia y a la U.E. morirán mucho más libres que ayer, qué duda cabe.
Y siempre que veo y leo sobre estos temas me vienen al recuerdo esos versos de Miguel Hernández, escritos durante al Guerra Civil española, hacia 1938. "Tristes guerras, sino es amor la empresa, tristes, tristes. Tristes armas, si no son las palabras, tristes, tristes. Tristes hombres, si no mueren de amor, tristes, tristes".