martes, 25 de septiembre de 2012

MISMO CAMINO. CAMINO DE REVOLUCIÓN.

Se acabó el verano de 2012. Se esfumó entre los dedos, quedando ya tan solo sus recuerdos. Cuando uno dice que comienza el otoño y que empieza el nuevo curso, creo que la mejor manera de definirlo es cuando todos dejamos nuestro sitio de vacaciones, nos despedimos del amor del verano, y nos disponíamos a llevar a cabo la tan dichosa vuelta al cole, que no al Corte Inglés. Comienza el otoño, con una de esas tardes grises en las que no hace más que caer agua -dichosa la falta, también-. Y ése no es más que el color que han teñido la vida social, política-económica, y por qué no, también un poquito de lo personal de los últimos meses. Atípico. Monótono e imborrable, aunque quizá también sea ese punto de apoyo, diferente, en que aposentar para detenerse un momento a mirar qué es lo que hay a tu alrededor, deshacerte de todo aquello que no te satisface y abrir fuertemente los brazos para alcanzar aquello que siempre has perseguido. No sé, pájaros en la cabeza, quizá, y la búsqueda de aquello que no sepamos demasiado bien qué es. Insatisfacción. Cuando trato estos temas siempre me viene la cabeza la tan traída frase de un buen amigo, que dice que las necesidades del ser humano son infinitas. Cada vez estoy más convencido de ello. Pero no es menos cierto que cuanto más te cuestiones hoy día, peor; cuánto más consciente seas de la basura que nos rodea, más incomprendido eres; y cuanto más abiertamente expones todo ello, más bicho raro. Seguramente sea uno de esos tipos de antisistema y ultraizquierda que hoy asalta el Congreso de los Diputados. Bien.

Manera propia de retomar la actividad del blog tras estas semanas.

Berzocana, pequeña localidad de la provincia de Cáceres, que en 1952 vio nacer al cantautor Luis Pastor. Traigo aquí este breve poema suyo porque me parece un retrato perfecto de la sociedad de hoy día, de lo que hay, de lo que uno puede explorar si mira face to face a "la calle", de esos incomprendidos de los que hablaba al comienzo de la entrada. Y en algún momento, seguramente, que a Don Luis, le haya ocurrido algo parecido en algún momento de sus sesenta años, aunque ahora esté manifestándose a las puertas del la sede de la Soberanía Nacional, como tanto han repetido hoy algunos.

Seguramente que los señores diputados hoy se vayan a dormir como una noche cualquiera, que hagan lo que quieran. No lo es.  Ojalá que no pudieran salir. Sería tan solo un acto simbólico; pero a la vez, lo sería todo.

Por todo ello quisiera dedicar este poema-canción de Luis Pastor a todos los aludidos, todos los del 25S, a todos los que lo sufren dentro, y también fuera de nuestras fronteras, y para que aquellos que hoy no podrán ver el resultado de este asalto a la sede de la soberanía, y que tanto tanto lucharon por ello: por creer en una sociedad Justa e Igualitaria.


Ya no hay amaneceres para los que no comen, para los que no duermen, para los que no trabajan.
Ya no hay revolución ni utopías. 
La esperanza se perdió en las alcantarillas del siglo XX. 
Los sueños son una imagen digital codificada.
El siglo de las Luces alumbró el templo de las finanzas,- el altar del nuevo milenio- donde se ofrecen sacrificios al dios Wall Street, Dios único y verdadero, que guarda sus ganancias en los bancos del mundo. El mundo convertido en mercado y mercadería.
Mercados de valores, que devalúan la vida, que degradan al ser humano y al Planeta.
Mercados que trafican con los nuevos esclavos de la Aldea Global, desplazados de las guerras, el hambre, las enfermedades, la miseria.
Mercados de emigrantes, que en las fronteras del Capitalismo aguardan su sacrificio de sangre, de soledad, de incomunicación.
Mercados de armas, del sexo, del turismo, del ocio, de la droga. 
Mercados de órganos arrancados a los miserables del mundo, a los indefensos del planeta. 
Mercados de basura radioactiva, de estrellas del deporte, de obras de arte, de animales, de productos transgénicos, de diamantes.... Mientras la memoria colectiva, viaja en Internet.